lunes, 15 de marzo de 2010
Canto a la guitarra herida
Ya mi guitarra no suena
está rota, desarmada,
tiene las venas partidas
y el corazón se le salta.
¡Madre traiga el traje oscuro
el de las penas amargas...!,
que quiero llevar buen luto
por mi amiga destrozada.
Que adornen negros crespones
soportales y ventanas.
Que todas las mozas lleven
señuelos negros en mangas,
las mantillas de azabache
y sin pintura las caras...
Que mi guitarra devota
la que conmigo cantaba,
muy quedito y sin remedio
en un rincón se desangra.
¡Ay que pena me da la pena...
y que tristeza en el alma,
mi guitarra malherida
ya no es cristal ni campana...
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¡Ole! José Luis. Me ha encantando este poema. Desconocía esta faceta tuya, se te da muy bien.
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