martes, 31 de agosto de 2010

El naipe coquetón

El naipe coquetón.

Estaba decidido a dejarlo. Si con un enorme derroche de voluntad había prescindido del pernicioso vicio de fumar, si se había prometido no acudir jamás a un estadio, para evitar enfermizas discusiones que nada bueno le reportaban. Si había prescindido de cuanto se había propuesto, como no iba a ser capaz de dominar su pasión por el juego de las cartas.
Pensó que había otras muchas cosas en la vida que merecían más la pena. Las mujeres, por ejemplo. Habían pasado por su vida como el rayo de luz por el cristal, sin romperlo ni mancharlo. Cuando veía una película con un tema amoroso, disfrutaba mientras lo hacían los protagonistas. Pero después ni se acordaba del asunto, ni se le ocurría pensar por asomo, que él podía se actor de una pasión semejante. Decidió que le dedicaría más atención al tema en cuestión y así tal vez eludiera el recuerdo de la dichosa baraja. El caso es que no se trataba de un ávido jugador de póker o similar, era un forofo del tute, con la simple baraja española.
Cuando circulaba por las calles, evitaba la vista hacia los escaparates que mostraban juegos de cartas, cuando entraba en algún bar lo hacía retiradamente de los posibles jugadores de las mesas. Eliminó de su domicilio todos los naipes que tenía, evitaba…, en fin la declaración de guerra era absoluta.
Tomó por objetivo la viuda del tercero derecha, que era un jamón con chorreras y que le dirigía, al cruzarse con él en la escalera, unas miradas de cordero degollado que derretían a cualquiera. Un día la vio en el mercado escogiendo zanahorias y sus miradas se cruzaron mientras ella sopesaba una de regular tamaño, él la guiñó un ojo con intención haciendo que retirara la vista avergonzada, pero esbozando una sonrisa. Otra vez la sorprendió en el escaparate de una tienda de ropa íntima femenina y situándose a su lado, la volvió a guiñar el ojo. Ella sonrió de nuevo, pero emprendió la huida.
¡Tenía que decidirse, estaba en el bote! Y empezó a soñar con ella un día tras otro, es más procuraba acicalarse antes de acostarse, para acudir a su sueño lo más atractivo posible. Una vez soñó que había penetrado en su casa y se disponía a curiosear en el cajón de su ropa íntima, las tomaba una a una y aspiraba sus perfumados olores. Apareció en el umbral de la puerta y le preguntó si la deseaba:
.- Seré tuya, pero aguarda a que me vista de forma apropiada para el evento.
Desapareció tras un vestidor, mientras él aguardaba sentado a los pies de la cama. Apareció embutida en una minifalda azulada, con una chaquetilla verde y un gracioso gorrito rojo con dos alitas de adorno. Tomó del vestidor una especie de batidor de béisbol apoyándolo sobre su hombro derecho y se dirigió hacía él con pasos coquetones. Él por su parte se aprestó al combate, pero aquella imagen le recordaba algo, fijó su vista en el centro de su pechera y entre las protuberancias de sus senos, distinguió el emblema de Heraclio Fournier. Se despertó de golpe y quedó sentado en la cama horrorizado.
Había estado a punto de meterle mano a la Sota de Bastos… J.L.G.R.

jueves, 26 de agosto de 2010

Ordenadores mudos.

Ordenadores mudos.

Mi ordenador no hace ruido alguno y eso me tiene mosca. Si realizara el tableteo que orquestaban las máquinas de escribir de antaño, seguramente me libraría de ser interrumpido con tanta frecuencia por mis allegados, que pensarían: “dejémosle, que está trabajando…” Incluso pudiera ser que el tecleo instara a pensar a la vecindad, “debe haber un escritor entre nosotros…”.
Pero nada de esto acaece, no hace ruido alguno, se limita a reflejar mis relatos sin el más mínimo comentario, acepta sin rechistar mis correcciones y al final me muestra el producto para mi aprobación o deshecho.
Es frío e impávido no dice absolutamente nada, ni aplaude ni censura. ¡Hombre…, yo tampoco espero una ovación cerrada a cada intento de relato! Tampoco un abucheo, por supuesto, pero podía estar programado al menos para animar al ejecutante, admitiendo su esfuerzo. Con un “¡adelante que la cosa mejora…!”, o algo así, me conformaría, pero que si quieres arroz…
Por eso he decidido escribir bajo la influencia de alguna música, alguna melodía de esas que te levantan la moral y al pairo de sus sones, y tras las oportunas correcciones, estimo correcto pulsar el “guardar”, obviando el “eliminar”. La letra impresa, independiente de la calidad de lo escrito, es fría, insensible, no transmite afecto ni ilusión, Habrá que inventar el libro sonoro.

Por todo ello querido lector, si alguna vez te viene bien, te agradecería que me enviaras alguna postal, cualquier postal, escrita a mano… No hace falta que me digas nada interesante, tan sólo quiero ver tu palabra manuscrita.
¡Me haría tanta ilusión…!



-------------------------------

lunes, 23 de agosto de 2010

Despertares chungos...

¡Despertares chungos…!

Me levanté algo raro. Debía ser porque no había dormido de un tirón la noche transcurrida y yo cuando duermo por etapas, me levanto fatal. Pero había que sobreponerse. Fui al cuarto de baño y me dispuse a tomar una ducha, empecé a accionar los grifos del agua para lograr la temperatura deseada y no logré mi objetivo. O salía muy fría o hirviendo, el caso es que no recordaba haber encendido el termo. Me duché con la fría y en lugar de espabilarme como es preceptivo, salí de la ducha más atontado todavía. Vestido de una forma ligera e informal, ya que estamos en verano y el calor es pegajoso, tomé la dirección de la parada de la guagua al objeto de dirigirme a la Biblioteca y al Parque de San Telmo a escuchar el concierto de la banda Municipal como todas las semanas. El bono de la guagua no estaba en su lugar habitual de la cartera y tenía que pagar en metálico, pero el metálico tampoco estaba en su sitio y pidiendo excusas me bajé del vehículo. Nada más pisar la acera me percibí de que el metálico si estaba, pero en otro bolsillo posterior, donde debió ir a parar por error. Volví a la parada y aguardé de nuevo la llegada del transporte.
Al subir me pareció que el conductor era el mismo de la guagua anterior y tras sentarme en mi plaza favorita, tras la mampara y a su espalda, quede meditando que no podía ser, a lo mejor tenía algún hermano gemelo también conductor, pero el mismo no podía ser. El caso es que antes de bajarme le pregunté con educación:
.- Perdone, ¿tiene usted algún hermano gemelo trabajando también en esta Empresa?
El conductor con cara de molesto, me respondió:
.- A usted que le importa…
.- Está bien, en todo caso su otro hermano es más educado.
Y me bajé sin más. Mientras me dirigía a la Biblioteca y subía los escalones, que son la tira…, volví a repetirme, como siempre, que debería haber un ascensor para los parroquianos veteranos. (Ya se lo he dicho al vigilante y a tres bibliotecarios, pero que si quieres arroz…)
Al llegar a la cúspide me percaté de que no había traído libro alguno para devolver y que en realidad no me tocaba devolver nada. O sea ¿qué coño había ido yo a hacer allí…?. Como ya estaba dentro me puse a revolver sin ton ni son en las revistas, descansé un poco y me fui al Parque a oír la música.
A medida que me acercaba, observé que allí no había nadie. Naturalmente, en verano no hay actuaciones de la Municipal. ¡Qué día llevo…!
Me fui a dar una vuelta por Triana para matar el tiempo y curiosear un poco cuando ví en un escaparate a mi amigo Florencio con su familia señalando unos artículos. Estaba algo pálido. No quise interrumpir el coloquio familiar y me introduje en un café. Solicité uno solo, cargadito, a ver si me espabilaba y algo más avivado continué el paseo. De pronto me puse a meditar. ¿pero que coño Florencio…, si se murió hace un año?. ¡Uff…, esto va de mal en peor…!
Con inusitada ligereza me dirigí a la parada de la guagua de regreso, por fortuna apenas tardó. No miré la cara del conductor, me senté en el fondo y en cuanto llegué a mi zona, me dirigí a casa a todo trapo.
Corrí escaleras arriba, es sólo un piso, abrí la puerta y me dirigí a mi cuarto poniéndolo en absoluta oscuridad. Me metí en la cama en calzoncillos musitando: “Seguiré durmiendo, no se puede ir por ahí sin despertarse…”



------------------------------------------