jueves, 24 de febrero de 2011

De los nuestros

Ser de los nuestros.


Esto de viajar de vez en cuando, aparte de tener sus emociones y sorpresas no siempre gratas, tiene sus anécdotas interesantes. Tal es la experimentada poco ha cuando reencontrado con un viejo compañero de fatigas y tras la emoción experimentada por el evento, que nos trajo a la memoria hechos del pasado no próximo, entre otros comentarios me soltó una expresión que me sumió en profundas cavilaciones. La frase aludida era algo así cómo: Ya tenía yo ganas de encontrar a uno de los nuestros…”.
Comencé a querer razonar que era eso de “ser de los nuestros”. Pensé que tal vez se refería a algo relacionado con los colores futboleros, pero a poco deseché tal idea cuando, tras un comentario, percibí su tendencia anti-madridista. O sea que por ahí no iba la cosa. Luego se me ocurrió que podía referirse a una alusión política, pero ¿en qué dirección…?
A mi hay cosas de los diestros (no toreros) que me agradan, pero otras no. En cuanto a los siniestros, es decir a sus oponentes (la palabrita se las trae), pues me pasa lo mismo. Es decir que soy ambiguo, o sea que soy partidario de los que lo hagan bien, sin profundizar y obviando ideologías. No es probable que conociera ni se refiriera a este tema.
Pero como no quise estropear el encuentro, inquiriendo sobre la titulación, rehuí el sentido profundo de la expresión y cuando nos despedíamos dije con total soltura: Yo también me alegro de haber platicado un ratito con uno de los nuestros, y no sabes lo que celebro que a ti también te guste escribir…

Y asunto zanjado.