jueves, 25 de marzo de 2010

Campanero, que repiquen...





Campanero que repiquen
con fuerza tus tres campanas,
que la he mirado y me ha visto
cuando en la plaza paseaba.

Que en su boca una sonrisa
ha dibujado su cara,
y un espasmo de alegría
ha recorrido mi estampa.

Que sus ojos diamantinos
perlas en rostro engarzadas,
han brillado de ilusión
al sostener mi mirada.

Que su mano levemente
una seña me enviaba,
mientras con porte garboso
hacia la ermita cruzaba.

Que su cuerpo de amazona,
espiga al viento lanzada,
suspiros de mil caricias
mi mente loca soñaba.

Que cuando dejo de verla
parece que el Sol se apaga,
que no hay verano ni invierno,
ni atardecer ni alborada.

Que no hay vida en este ser,
sin su presencia sultana.
¡Dale fuerte campanero,
que echen fuego tus campanas...!



J. L. G. R.




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