miércoles, 27 de julio de 2011

Cosas de chuchos.

Cosas de chuchos.

Maribel sentada en aquel parque contemplaba como los niños eran iniciados a dar sus primeros pasos guiados por sus progenitores, que con la baba caída hacían gala de las proezas de sus descendientes. Era comprensible su dedicación y orgullo, sobretodo si eran padres primerizos.
Su perrita jugaba con una niña que le arrojaba una pelota pequeña hasta los árboles y la perrita en carrera jocosa se la retornaba, aguardando un nuevo lanzamiento, para ella su perrita era compañera inseparable y receptora de sus frecuentes monólogos, monólogos que a no mucho tardar tendría con quien compartir.
Pero sin percatarse apenas, su mente retrocedió en el tiempo hasta aquella tarde de primavera haría unos ocho meses.
Estaba sentada si no en el mismo sitio, en otro parecido, ojeaba una revista de modas recién adquirida, poniendo énfasis en los nuevos modelos de primavera, ella era diseñadora de una firma de alta costura acreditada de la ciudad, pero gustaba de analizar los modelos de otras firmas, la inspiración a veces viene por los caminos más insospechados. Su perrita, su Tina como ella la llamaba, jugueteaba entre los árboles persiguiendo a insectos rastreros.
De pronto percibió que tenía compañía, un hombre joven bien parecido estaba sentado en el otro extremo del banco, un periódico deportivo era el objeto de su atención y al parecer no había reparado en ella.
Maribel no era que digamos una belleza, pero si una veiteañera de atractivas formas con cierta gracia en sus expresiones y que no pasaba desapercibida en reuniones ni discotecas. Tenía un encanto indescriptible entre su a veces mirada pérdida y su saber escuchar atentamente a quien se dirigía a ella con algún motivo.
Dirigió una mirada de soslayo hacia el hombre que estaba enfrascado en la lectura, cuando un folleto interior de su revista se deslizó hacia el suelo. El joven se agachó con presteza y se aprestó a recogerlo tendiéndoselo a la muchacha.
.- Muchas gracias, no sé de donde se ha caído…..
. Seguramente del interior de su revista. Me llamo Arturo y mi perro, que es aquel que está al lado de la fuente, se llama Rocky, solemos pasear por este parque por las tardes, aunque no siempre.
¿Puedo saber con quien tengo el gusto...
Maribel quedó sorprendida por la súbita presentación de aquel buen mozo y su desparpajo, pero no era cosa de eludir su actitud.
.- Bien, pues yo me llamo Maribel y mi perrita es aquella pequinesa a la que llamo Tina y también acostumbramos frecuentar este parque.
- Pues es raro que no la viera antes por aquí, soy bastante observador.
Casi siempre salgo de mi trabajo a las seis de la tarde, porque yo trabajo en…
A continuación expuso en extensa descripción su vida y milagros, estudios, deportes que practicaba, conferencias a las que acudía, lecturas favoritas, etc, haciendo hincapié en su afición por la música rock, de ahí el nombre que le había puesto a su perro…
La muchacha se sintió contagiada por la verborrea del mozo y, aunque ella era de por si introvertida, correspondió a sus explanaciones con abundantes datos sobre su persona en amplios y diversos aspectos.
Coloquiaban sin parar, cuando de repente Maribel se interrumpió.
.- No veo a mi perrita, Tina, Tina…- se levantó para localizarla entre los árboles.
.- Pues tampoco yo veo a mi Rocky – dijo asimismo levantándose a su vez e iniciaron conjuntamente la búsqueda.
Tras un buen rato y sobrepasar las proximidades, la chica que iba delante se detuvo exclamando:
.- ¡ Pero que hace ese chucho encima de mi perrita, me la va a matar !
.- Joven no se alarme están, o han estado, haciendo el amor, a juzgar por la cara de satisfacción que ambos tienen.
.- ¡No diga tonterías, los perros no hacen el amor!
.- Ah, pues entonces como se llama cuando un perro, enfila a una del sexo contrario y…
.- ¡Cállese no me gusta escuchar ordinarieces, su perro es un irresponsable…!
.- Mi perro es un perro de raza que seguramente se ha dejado seducir, pues no creo yo que le quitara las bragas a su chucha….
.- Mi pekinesa dirá Vd. usted tiene la culpa, es el responsable…
.- ¡Yo, pero si no me comido un rosco!, ni me gustan las chuchas….
.- Y no es ninguna chucha, se llama Tina, y no es ninguna calentona, esto es una desgracia, ahora la pobre,…- murmuró iniciando un puchero.
Arturo la pasó el brazo por el hombro y le dijo cariñosamente .
.- Venga, venga no se alarme sin motivo, llevaremos a su Tina a un amigo que tengo veterinario, le pondrá una inyección para que la cosa no tenga complicaciones y todos como nuevos.
Recordó con cuanto afecto y cariño se comportó con ella, como fueron a llevar su perrita al veterinario y luego la acompañó a casa donde dejaron a su Tina reposando con una vecina, luego la invitó a merendar y la convenció para salir a cenar juntos.
La cena, el recorrido posterior por varias discotecas, la degustación de varias clases de champán, el baile con los cuerpos unidos, y el remate final hasta el amanecer tras pasar una noche de locura y pasión, dejaron en su memoria un recuerdo inolvidable. Aquel hombre era maravilloso.

Lástima que le anunciara un viaje inminente, del que parece todavía no había regresado, pues su teléfono no respondía y no le volvió a ver por el parque.

Seis meses después Tina, se levantaba del mismo banco del parque con cierta dificultad, pues su abdomen estaba abultado notoriamente, caminando con dificultad.
Llamó a su perrita que acudió presurosa a su lado y mimosamente le comentó:
.- Ves lo que le ha pasado a tu mami por comportarte mal…, putona.

Y en un aparte exclamó: ¡Si lo sé, la inyección me la pongo yo…, leche!


--------------------------------------

No hay comentarios:

Publicar un comentario