sábado, 4 de junio de 2016
Utopías.
--- Aquella mañana me dirigí como tantas otras a la terraza del café, donde suelo tomarme
el matinal cortadito, y de paso le echo una ojeada al periódico local, con la vana esperanza de
encontrar alguna buena noticia que me sirva de acicate para afrontar el día. Como quiera que
a veces opto por el interior del establecimiento, huyendo de la humareda de los bípedos/as
fumadores, primero analicé la temperatura ambiente y luego ojeé el panorama no encontrando
humo por parte alguna. Tomé pues la decisión de sentarme en la terraza ocupando una de las
dos mesas libres de las ocho existentes. Una vez instalado y con gafas de lectura instaladas,
desplegué el diario y encargué mi consumición, Percibí una extraña modorra sin motivo que
la justificara.
Al cabo de un rato un personaje hizo su aparición y tras ojear el entorno se dirigió a la concurrencia:
"Ustedes perdonen, tenía planeado sentarme en esta terraza y haciendo uso de mi libertad
fumarme unos cigarrillos, no obstante si a alguno de ustedes pudiera incomodarle la presencia
de humo, no tengo inconveniente en fumar sentado en aquel banco y después ocuparé una mesa".
Los concurrentes puestos en pié le prodigaron una cerrada ovación que estremeció al caballero.
El sonido estridente de una ambulancia hizo que se interrumpiera esta escena.
No sé que rara circunstancia influye en que a veces me quede traspuesto....
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