jueves, 23 de julio de 2020

La bohemia.





O mejor La Bohème, da igual…Me confieso un probo admirador del contexto de esa época y de los personajes que engloba, incluyendo muchas de sus obras de diversos estilos que contribuyeron al esplendor de las artes en general.
No  obstante no me cabe duda de que se trata de un nombre algo alegre que pretende disimular la triste pobreza de sus componentes.
El pretendido artista de la época solía ser humilde pero muy orgulloso, que, por no encajar en una clase social al uso, se inventa otra paralela plagada de ensueños y decepciones, donde las pretendidas glorias se plasmaban al alborar el día en un deprimente castillo de arena. El artista bohemio, aunque no lo sabía, era un burgués en potencia e impotencia (esto ya lo dijo alguien) y se quedó en bohemio al no triunfar, porque si lo hacía es que se había aburguesado.
Visité su barrio favorito, la place du Tertre, en los altos de Montmartre que todavía no era Paris, donde compartían viviendas humildes y pintaban en la calle en inviernos peliagudos. ¿No les hubiera gustado hacerlo en estudios calentitos, en viviendas adecuadas…? Pues claro que sí pero las circunstancias mandaban. No, no debía ser nada apetecible….
Esto no es óbice para que  yo admire a Renoir, nada pobre por cierto, a Van Gogh, a Monet, Manet, Degas, Matisse,  Cèzanne y tantos otros que no tuvieron la suerte de destacar, pero que dotaron al país vecino de una época pictórica gloriosa, con su sacrificio, claro está…
Picasso es punto y aparte…
                                                                             


No hay comentarios:

Publicar un comentario