viernes, 9 de agosto de 2019

Repasando la Historia


                                          Un repaso a la historia.

El  profesor cerró el libro con un movimiento automatizado y volviéndose hacia los alumnos  anunció:

   —Y por hoy esto es todo, mañana  continuaremos con el tema.

  La clase se vació pausadamente y tras el cierre de la puerta de acceso, don Esteban se dejó caer en la cómoda butaca adquirida bajo su expresa petición, se reclinó hacia atrás en un gesto de cansancio absoluto. Era la  tercera  clase que daba aquella mañana y se sentía realmente agotado. A veces se preguntaba si aquellas clases de historia que departía diariamente servirían de algo o representarían algún valor para la juventud  actual. Tal vez si se ideara un juego informático relativo a aquellos lejanos Reyes Godos con música de animación, el desarrollo de sus vidas podría ofrecer algún interés para el alumnado. Reposó la nuca en el borde de la butaca y entornó los ojos, centrando su atención en el menguante y lejano aullido de una sirena de  ignota procedencia, a la vez que percibía el declive de la luz diurna.

   De pronto un golpeo apremiante en la puerta le hizo erguirse bruscamente de su asiento. Se dirigió con premura hacia la misma procediendo a la apertura y su visión se centró en la presencia de un extraño personaje, vestido a la usanza de tiempos pretéritos, luciendo yelmo y espadón que no incitaban a la concordia precisamente.

    ¿Tiene un rey que pedir permiso a un simple súbdito para penetrar en un habitáculo o se le permite acceder sin más…?— dijo a la vez que irrumpía en el aula bruscamente y le empujaba hacia su atril— Retírese a su silla de ignorante…

Esteban, sudando por los cuatro costados, retrocedió hasta su sillón sin lograr apartar la vista de aquella visión algo fantasmagórica.

El figurón se reclinó sobre la mesa, depositó con un golpazo el espadón sobre la misma y mirándole fijamente a los ojos le espetó:

   —Soy Leovigildo rey de los Visigodos, el rey  más importante de todos los tiempos en la historia de tu ingrato país. El autor del Codigo más importante de mis tiempos, en el que unifique derechos de godos y romanos. Libré múltiples batallas en pos de constituir la unidad nacional, mucho antes que  vuestros laureados Reyes Católicos, mi hijo Hermenegildo murió defendiendo la nueva fé, el catolicismo, y mi otro hijo Recaredo la consolidó en este país. Instauré  y di su rango adecuado a la monarquía. ¿Cómo te atreves a dudar de nuestra importancia. de nuestro significada presencia en la historia de tu nación, bellaco…?— y tomando su tizona asestó tal golpe a la mesa que ,asustado. hizo  que el asustado profesor se refugiara bajo la misma.

   En esto se abrió la puerta, alguien encendió las luces y el Director dirigiéndose a don Esteban le increpó:

—¡Qué ruidos son estos…,¿qué hace usted por los suelos a estas  horas…?, ¡recoja usted ese  bolígrafo…!

    Don Esteban se puso en pié restregándose los ojos y mostrando el bolígrafo al director exclamó con voz tímida:

    ¡Es la espada del rey  Leovigildo…, señor!.

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