La estación.
Aquella antigua estación estaba desierta
Un viejo caserón una trozo de andén,
unas vías
oxidadas y un destartalado
banco de
madera, constituían su esqueleto.
Pero él, situado en el andén,
con un viejo traje de jefe,
gorra roja, silbato y banderita ,
paseaba arriba
y abajo.
Había inventado un puesto de trabajo.
Todo el que pasaba por allí, le daba algo.
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