Resulta que otra vez la antipática y pálida página desierta me desafía a rellenarla y no puedo permitir
que me presuma ausente de alguna comunicación, de tema alguno que compartir con mis posibles
lectores, por ello voy a expresar un sentimiento que la mala fortuna me ha hecho albergar:
Esta vez y por el accidente sufrido en mi viaje a la península, no me ha dado tiempo en dos
escasos días, contemplar, según costumbre, desde la Puerta de Alcalá esa visión, tan querida
por mi, de la calle del mismo nombre hacía Cibeles y su hermanamiento en la lejanía
con la Gran Vía, ( aquella que fue sede de criadas y de horteras,....como decía el chotis)
Una vista para mi entrañable, junto a otras que ahora imagino. Tampoco he podido recorrer mi
Plaza de Santa Ana, donde viví muchos años junto al Teatro Español. Hoy mi antiguo hogar
es un anexo del citado teatro, donde en mi juventud podía verse el mejor teatro de España:
Fuenteovejuna, La vida es sueño, Seis personajes en busca de autor, Don Juan Tenorio, Edipo,
Diálogos de Carmelitas, Un soñador para un pueblo, y tantas y tantas inolvidables.
La plaza donde los niños jugaban y los poetas pensaban. Cafés y bares frecuentados por artistas,
toreros y gitanos de tronío Tampoco he podido recorrer la calle donde nací, Ibiza, entrar a su través
por la puerta del Retiro. Recorrerlo y salir por la Cuesta de Moyano para recorrer sus casetas
de libreros de ocasión, todo un espectáculo. Finalizar en Atocha en el café del Brillante disfrutando
unos calamares de lo mejorcito de Madrid, He tenido que prescindir de un rico pollo a la sidra
y chorizo en la asturiana Casa Mingo, ¡otra vez será...!
Y no me he podido asomar, con las manos en los bolsillos por si acaso, por la Ribera de Curtidores
para ojear ligeramente los ouyestos del Rastro.
No importa,,,. están en mi corazón y por ahora me desquitaré con mi Playa de las Canteras,
que también es mía, donde su brisa y atardeceres también me hacen soñar.
¡Qué más quiero...! Esto de ser Piscis se las trae....
jueves, 30 de julio de 2015
miércoles, 15 de julio de 2015
MIS MULETAS
MIS MULETAS.
Las muletas que por ahora utilizo me han dado
a entender que soy conocido en el barrio.
Unos y otros
cuando se cruzan conmigo me inquieren: ¿Pero qué le ha pasado…? ¿Cómo va eso…?
¿Mejorando,,,no…? . Contesto: <<Pues sí, mejorando,
poco a poco voy saliendo, y así…
Es inaudito
la cantidad de gente que me conoce, personas que me he cruzado en mis paseos con
las que nunca crucé palabra alguna, si acaso alguna inclinación de cabeza,
conocidos de vista, se interesan por mi salud. Se apartan para cederme el paso,
me facilitan el asiento en las terrazas, son curiosos y amables y yo agradecido
correspondo a sus preguntas amablemente.
He tenido que
caerme y verme obligado, quiera Dios que temporalmente,
a precisar de unas muletas para darme cuenta de que no estoy solo y de
la bondad de mis semejantes.
En adelante
prometo prodigar mi saludo amigablemente, en correspondencia a esta amabilidad.
Se lo debo a
mis muletas
sábado, 11 de julio de 2015
EL DERBY
La sirena de interrupción del trabajo lanzó
su bramido a los aires y Manolo salió disparado hacia los aseos y vestuario. De
repente la cara se le iluminó de alegría. Recordaba que hoy era el día del
derby, el partido de futbol entre su equipo favorito y su eterno rival y como
quiera que era televisado, podría verlo cómodamente en su domicilio, aposentado
en su sillón favorito, con un buen cubata a mano y unos pistachos de
acompañantes.
Miró su reloj de pulsera, todavía faltaba
media hora y vivía a diez minutos de donde se encontraba, recordó que no tenía
pistachos y se introdujo en el súper del barrio, adquiriendo una bolsa de
tamaño respetable.
Subió las escaleras de su casa de dos en dos
y como un bólido penetró en el cuarto de estar, encendió la televisión, acomodó
su sillón, preparó su cubata y esparció los pistachos en un plato. Todo estaba
preparado.
Por suerte no había nadie en casa y podría
disfrutar del encuentro sin molestias.
Ya acomodado presenció la salida de los
equipos y el sorteo de campos. En ese momento sonó el timbre de la puerta y
Manuel salió disparado a abrir, era su mujer regresando del supermercado,
apareció cargada de bolsas.
—
Manolo, échame una mano, he dejado cuatro bolsas en el portal porque no
puedo con todo, haz el favor de subírmelas.
Ya empezamos a xoder pensó para sí.
—
Enseguida, cariño —Y se tiró, más
que bajó, escaleras abajo, con tan mala suerte que en el último tramo notó algo
así como un tirón en la pierna izquierda, al que de momento no dio importancia.
Depositadas las bolsas en la cocina, se
encaminó a su trono, dio un sorbo al brebaje y se concentró en el derby.
No llevaba
diez minutos sentado cuando nuevamente surgió otro aviso.
Sonó el
teléfono en el pasillo y pensó <<¿a qué es para mi,..leche..?
—
Manolo te llaman por teléfono— se levantó con presteza y notó otra vez
el tirón con algo más de intensidad. Se trataba al parecer, de un antiguo
amigo.
— Manolo, Manolete, ¿qué es de tu vida, a qué no me conoces chavalín?....
— Pues así de golpe, la verdad no…
— Soy Ricardo, el de los Donuts…
— ¿Cómo de los Donuts?, no caigo..
— El
que se sentaba a tu lado en el cole y siempre estaba comiendo Donuts. ¿No te
acuerdas…?
— ¡Claro hombre, claro! — ¡hay que joderse
el de los Donuts, a la hora del partido! — ¿y cómo te va hombre— la pierna
seguía jodiendo…-
— Pues tirando, ya sabes que me separé y…
— Pero si no
sabía que te habías casado, ¿cómo coño voy a saber que estás separado?...
— Es
verdad, pues como te decía…
—
Perdona un momento, llaman a la puerta.
Corriendo y
con el tirón jodiendo todavía más, fue al cuarto de estar a ver cómo iba el
derby. A su equipo le habían expulsado dos jugadores y seguía empatado a cero.
En ese momento llegó su hijo con un amigo.
Volvió al
teléfono.
— ¿Cómo
decías...?
— Pues
eso que vivo sólo, bueno no tan sólo tengo un liguete por etapas para ir
tirando, ¿oye, a ti te gustaba mucho el futbol, no…?
— Pues
sí, precisamente…
— Un día de estos es el derby,
yo a veces lo veo por ahí, tengo la tele estropeada sabes.
— Mira el derby es hoy y si no
te importa voy a ver si puedo ver algo, ya nos veremos otro día…
— Natural hombre, ya nos veremos. -- Y colgó.
En el cuarto de estar estaban cómodamente repanchingados Manolín con
su amiguete, del cubata y los pistachos no quedaba ni rastro y el partido
estaba en el descanso.
— ¡Ánimo papi, tu equipo sólo
pierde por dos a cero y está con nueve...!
¡Claro no le apoyas...!
¡Será cabroncete el nene!,
claro ha salido a mi suegra que no me puede ver. Cojeaba ostensiblemente pero no se lo pensó
dos veces, cogió la chaqueta y un paraguas para apoyarse y abrió la puerta de
la calle, al salir su mujer le dijo desde el pasillo.
— ¿Pero dónde vas a estas horas
Lolo, y cojeando?.
— ¡Qué no me llames Lolo, eso
es cosa de tu madre! Me voy a ver el partido si puedo al bar, y no cojeo, es un
baile nuevo. Me voy a tomar cuatro cubatas seguidos y medio kilo de pistachos y
como esto no se arregle, no va a quedar un limpiaparabrisas sano en el barrio.
Al entrar en el bar y tras
echar una ojeada comprobó que estaba lleno, se apoyó en la barra desde donde, y
entre cabezas, podía vislumbrar algo de la pantalla. Pero al cabo de un rato su
vecino de barra se le quedó mirando y de repente exclamó:
— ¡Coño Manolo qué sorpresa, verte tan pronto,
soy Ricardo, Ricardete...!
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