jueves, 18 de junio de 2015

LA EXPOSICION.

Hacxe ya algunas semanas acudí a presenciar una exposición de cuadros pictóricos en cierta capital, realizada por cierto autor, de cuyos nombres no acierto a acordarme.
Tratábase de una estancia de unos cien metros cuadrados de cuyas paredes pendían algo así como
 treinta y pico cuadros, así llamados, que recorrí casi por cortesía empleando más tiempo del que a
mi juicio era preciso. A su término y ya dispuesto a retirarme, observé que una señorita muy mona,
sonrisa en rostro repartía folletos recordatorios del evento.
Dispuesto a platicar un rato y observarla con más detalle, aguardé a quedarme el último y sin más
requiebros pregunté:
 -- Señorita, ¿me puede informar del horario del explicador...?
-- ¿El explicador, que es eso...? --contestó.
-- Pues tiene que haber alguien que explique esos cuadros, porque lo que es por mi parte y me imagino
que por la de la mayoría, me he quedado in albis. Es decir que no entiendo nada...
La gentil azafata esbozó una sonrisa resaltando sus encantos.
-- No me diga -- continué -- que una persona normalita puede discernir en esa híbrida combinación
de colores , en esas rayas atravesadas, rombos torcidos, ni en esa especie de silla sin asiento, algo identificable. Supongo que al igual que el Guernica, verdadero crucigrama, algo tiene que representar.
Pero  a mi el citado me lo explicaron pacientemente y algo se me quedó.  Aquí no veo por ninguna parte explicador alguno.
 Su dulce mirada no experimentó reacción alguna y pronta respondió:
  --Mire yo creo que todo es cosa de imaginación, cada uno imagina lo que quiere ver en realidad...
  --¡Y el que no aprecie nada que le zurzan no...!
  -- Bueno, yo estaba en el paro y me tienen aquí por horas...yo...
Un rictus mohino aprecié en sus bellos ojos. Reaccioné rapidamente.
  -- Claro, ¡Ya lo entiendo...! La verdadera exposición es la bella azafata en escena, es perfecta,
.los cuadros son para despistar...Muy ingenioso, recomendaré la visita a mis amistades.

Una amplia sonrisa iluminó sus facciones y la satisfación se reflejó en su rostro. 
La dejé con la felicidad dibujada en sus labios y yo también partí satisfecho al verificar lo poco
que cuesta a veces,  hacer felices a los demás...

No hay comentarios:

Publicar un comentario