sábado, 23 de febrero de 2013

Nostalgia

Nostalgia del escritor Hace una semana que el escritor ha colocado la palabra FINAL como remate a su novela. Una semana de reposo literario, procurando alejar el pensamiento de lo escrito, relax, mente en blanco, paseos prolongados... Sin embargo no puede evitar que su mente retorne al desarrollo de su novela. Ha tenido que repasarla, leerla minuciosamente, realizar correcciones, evitar repeticiones innecesarias, revisar puntuaciónes, etc... Tras mucho trabajo, al fin logra su publicación. Ahora pasea sintiéndose abandonado, echa de menos a sus personajes creados, ha perdido su tutoría, saldrán a relacionarse con los lectores, ya no los tiene bajo control, no puede variar sus actos. Han superado la pubertad...

jueves, 7 de febrero de 2013

INGRATOS

Abrió con energía la puerta del salón y allí estaba. Tirado cuan largo era, con los miembros flácidos, boca abajo y sin rechistar yacía Teodoro sobre el sofá, sin percatarse de la filípica que se le venía encima. ̶ ¡Claro, toda la noche por ahí, sabe Dios con que compañías, vagando de un lugar para otro, como si fueras un busca vidas !... ¿Pero es que no sabes que tienes un hogar, quién se interesa por ti, quién disfruta en tu compañía, quién procura cuidarte y atenderte siempre...? ̶ ¿Cómo puedes ser tan ingrato?, ¿es que no disfrutas en nuestros largos paseos, con mis mimos y caricias...? . Paseos en los que te presento a mis amistades, que te admiran por tu apostura, por esa forma de caminar tan elegante que tienes. Admiran que vayas cuidadosamente peinado y limpio, oliendo a esa colonia de jazmines que siempre adquiero para ti, cielito. ̶ Y en el hogar, ¿tienes alguna queja de las comidas que te preparo?, compro de lo más selecto para que tu lo saborees. En los atardeceres de invierno, ¿no está siempre la chimenea calentita para que tu la disfrutes?.¿No tienes siempre a tu alcance un bombón para saborearlo ?. ̶ Por lo visto el corazón entregado de una mujer no es suficiente para vosotros. Ya no sabe una que hacer para obtener un poco de afecto, de correspondencia. Tus dos antecesores,¡que en gloria estén...!, eran similares. Lucrecio, el de las largas melenas y miradas dulces, también se largaba por ahí y se pegaba dos o tres días sin aparecer, hasta que mohíno y triste se pegaba a mi puerta con cara de pena y una petición de indulto en la mirada. En cuanto a Sócrates, el de los andares chulapos, para que decir, perdía el culo en cuanto percibía al sexo opuesto y no creo que nunca recibiera caricias como las mías, atenciones como las que yo le prodigaba. Nadie tejió para él ropas de abrigo como las que yo le hice, a costa de desgastarme la escasa vista que me quedaba, para que estuviese calentito en el invierno y un buen día en lugar de ocupar mi coche se metió en el de una turista alemana y le perdí de vista quince días. Pero volvió, ¡vaya que si volvió!, con la cara desencajada y muerto de hambre, reclamando con su mirada sumisa mi perdón. Todos sois iguales. Enardecida y desconsolada, exclamó a la par que le tiraba con vigor de las orejas ̶ ¿No me escuchas...?, levántate y reacciona, crápula…. Pero Teodoro , como si fuera un fardo cayó al suelo como un saco de patatas. Era el tercer perro que enterraba en su vida. El diagnóstico de los veterinarios se repetía siempre: <>.
La fuga. No podía más, aquel hombre tenía algo que brillaba en su mano, se ponía de puntillas y le miraba fijamente. Dió media vuelta, saltó la barrera y recorrió al trote la andanada. Luego enfiló la puerta principal y a toda velocidad bajó la calle Alcalá, la M-30 y torció por la N II. Pasada la Pedregosa el primer pueblo era Soses, allí ya sin resuello lanzó un penoso rugido al primer mosso d´Esquadra que pilló: ̶ Asil polític, si us plau...
De paseo por las tiendas. Cuando voy de paseo por la ciudad, mis costumbres han sufrido una transformación señalada. Ya no elijo las amplias aceras para dar rienda suelta a la energía acumulada, ahora escojo las amplias tiendas y centros comerciales para tal ejercicio. El motivo es que he comprobado que son más sanos y seguros. Resulta que por las aceras voy sorteando excrementos y regadas caninos, eludiendo el abundante humo no ya de los vehículos sino el de los humanos, que las han declarado zona de fumadores y salen de todas partes a enchufarse el pito. Por si fuera poco las bicicletas, modernas invasoras de las mismas al no disponer de carriles al efecto, te pasan rozando a destacada velocidad, cuando más descuidado estás. Por ello tras dispendiar un espacio de tiempo sentado en un café, digeriendo la indigesta prensa, elijo recorrer uno de los locales citados anteriormente y repaso toda clase de mercancias expuestas, con la seguridad de no verme sometido a los citados inconvenientes, que me ensucian los zapatos, me atoran los pulmones y pueden mandarme a reconstrucción a esta edad, en la que la misma se torna problemática. Hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad, como decía don