Estoy
deseando ver anunciada por un estado, confederación de naciones o
fuerza potencial de cualquier tipo, una proclama en la que se declare
solemnemente la “ Guerra a la guerra “.
Harto
de contemplar imágenes televisivas en las que se muestran familias
destrozadas llorando a sus muertos, matanzas indiscriminadas
producidas por interpretaciones egoístas de posesión de
territorios, de querer implantar ideas propias a la fuerza, incluso
de fanatismo arbitrario al querer ser mártires de una u otra
religión y por otros motivos, que al carecer de razonamientos acuden
a implantar la ley del más fuerte.
Parece
ser que no tenemos bastante con los terremotos, maremotos,
inundaciones, pestes, accidentes de todo tipo…., no.. , hay que
engrosar la cifra de eliminados de la faz de la tierra, en
colaboración con los anteriores, hay que cavar más fosas, erigir
más panteones o inaugurar más crematorios.
El
hombre haciendo uso execrable de las cualidades anímicas de las que
ha sido dotado, inventa armas más mortíferas cada vez, investiga y
crea artilugios para su propia destrucción.
En
la selva, los animales se matan entre si para sobrevivir, es la ley,
es su única forma de supervivencia, pero el hombre mata por maldad,
por eliminar al competidor, al de otra raza, al que no tiene las
mismas creencias, haciendo cada vez más difícil creer que fué
creado a imagen y semejanza del Eterno.
Viene
a mi mente aquella fábula…:
Un
pájaro inocente,
herido de una flecha
decía
en su lenguaje,
entre amargas querellas:
Oh
crueles humanos, Los unos y otros fraguan,
más
crueles que fieras, armas para la guerra,
con
nuestras propias alas y es dar contra sus vidas
que
la Naturaleza plumas para las flechas.
nos
dió, sin otras armas,
para
la propia defensa,
forjáis
el instrumento
de
la desdicha vuestra, ¿De quién era esta fábula, de
Iriarte..., de
haciendo
que inocentes Samaniego...?
prestemos la materia.
¡Cuántas cosas enseñaba aquel bachillerato...!
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