martes, 11 de mayo de 2010

El mejor amigo del ...

Estaba cómodamente sentado en su sillón de orejas preferido. Miraba la televisión a la par que ojeaba el periódico. De pronto su fiel mastín Lolo hizo su aparición, entre su fauces portaba un paraguas y una gorra, los depositó en el suelo y se le quedó mirando fijamente, mientras emitía inequívocos aullidos intermitentes.

El hombre quiso hacerse el desntendido, ensimismándose en la lectura. Pero el dogo no apartaba su mirada y los aullidos se hacían cada vez más evidentes. No había más remedio... Tomó el paraguas y se caló la gorra. Se dirigió con desgana hacia la puerta, procediendo a su apertura.


Antes de cerrarla tras de si, giró la cabeza y pudo contemplar que Lolo ya se había instalado confortablemente

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