El tren de la fresa.
No sé si conocéis el tren de la fresa. No hace mucho
en compañía de otro matrimonio, realizamos en el citado una excursión a
Aranjuez desde la estación de las Delicias de Madrid.
Empezaré por decir
que este antiguo tren hace el recorrido citado en días y horas determinados de
primavera y otoño. Está formado por vagones de la época arrastrados por una máquina
de vapor, data de tiempos de Isabel II, y es la segunda línea de ferrocarril
inaugurada en España. El recorrido de apenas 40 Kms. dura una hora y está
amenizado pos muchachas campesinas que reparten entre los viajeros bandejas con
los clásicos y sabrosos fresones de Aranjuez. Son destacables sus asientos de
tiras de madera, su difícil acceso mediante peldaños algo elevados y su bamboleo en sentido lateral que te baja
los garbanzos hasta los calcetines…
Una vez en el Real Sitio, donde nos trasladó un autobús
desde la estación, procedimos a visitar sus Jardines, el del Rey, del Príncipe (Fuente
de Apolo), Parterre e Isla, amén del Museo de falúas. Almorzamos de maravilla
en un sencillo restaurante, degustando los espárragos y fresones del lugar y
por la tarde visitamos el Palacio Real. Todo maravilloso en una villa donde se
respira aroma a jardines y una paz asombrosa y que luce por su trazado perfecto
entre los ríos Tajo y Jarama.
Regresamos
por la misma vía al atardecer ya cansados por el palizón, pues todo lo queríamos
ver y todo nos encantaba.
Recomiendo esta visita y me uno a la respuesta de
aquel escritor al que le preguntaron qué le pareció aquella ciudad. Tras
meditarlo un instante respondió pausadamente:
“Aranjuez es…amor…”
Hasta otra.