Es indudable que con el paso de los años las facultades se merman, si bien crece la sabiduría hasta llegar al punto de que uno aprende a reírse de si mismo.A menudo mi ruta se cruza con la de un supuesto vecino, no lo sé con certeza, que luce como yo una una pradera nevada adornando su testa. Hoy parece que la aprecio más despoblada que otras veces, a la par que veo su efigie algo encorvada y alarmado me he preguntado si me sucedería a mi lo mismo... Alarmado por tal posibilidad he localizado rápidamente un espejo callejero en que reflejarme, a la par que me erguía con presteza. Al contemplarme en mi forzada posición, tratando de emular mi pasada lozanía, no he podido reprimir una carcajada explosiva. ¡Mira que tratar de anular el paso del tiempo...! ¿A quién se le ocurre...? Lo que hay que celebrar es precisamente ese paso y tratar de que tenga lugar en adelante. ¡Cosas veredes amigo lector...!
Claro está que la sabiduría cosechada me ha hecho recordar que lo importante no es lo qué, sino el quién...
viernes, 21 de febrero de 2014
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